No solo de pan vive el hombre…, dijo Jesucristo…. Hasta allí lo dejo. Por el momento…
A muchas mujeres, se nos activa un chip de la salud a través de la alimentación, que si no se nos ha activado en la adultez; se nos activa con nuestros hijos. Y claro que es importantísimo tener hábitos de comida saludables.
Sin embargo, es necesario ser conscientes que no solo somos un cuerpo físico, al que vemos. También somos un cuerpo emocional y otro mental. Que aunque no los vemos, son parte de nosotras, influyen en nosotras y también necesitan nutrirse y ejercitarse y con frecuencia lo olvidamos.
Todos nuestros cuerpos están unidos como las muñecas rusas, las matrioshkas. Nutrir el cuerpo emocional nos mantiene y aproxima al bienestar, a la salud integral, a la sana autoestima para vivir como decidamos.
Ahora, ¿Cómo alimentar a ese cuerpo emocional?. Es sencillo, y se puede hacer a sorbos. Acá te dejo varios alimentos, para que los consumas mezclándolos y haciendo tu ensalada particular todos los días.
EL CUERPO EMOCIONAL Tiene una alarma cuando necesita nutrientes, y no es el hambre, que esa le sirve al cuerpo físico. Son las emociones junto a algunos síntomas físicos. Este cuerpo necesita alimento diario a través de:
Abrazos: Hasta han probado que es terapéutico, y aconsejan que sean 20 al día. Así que a abrazar con atención, poniendo todos tus sentidos en ese abrazo, pensando en el amor y fortaleza que tienes, transmites y recibes.
Sonrisas: Es la llave de entrada a las relaciones interpersonales. Es una conducta gratuita que alimenta en los demás una actitud de apertura hacia ti y prepara el ambiente para compartir un momento agradable en cualquier contexto.
Compañía: Las relaciones interpersonales son una de las claves del bienestar y hasta de la longevidad. Somos seres humanos, necesitamos interconexión. Habrás notado que en compañía tus emociones agradables se hacen más intensas, y las emociones desagradables se hacen menos intensas. Hay todo un tratado neuropsicológico de esto, pero más allá de esto, tú y yo aquí de mamás, nos damos cuenta que compartida la vida es más sabrosa.
Llorar de risa o de tristeza: el punto es conectar con la emoción y dentro de un ambiente seguro, hacer lo que corresponda a la emoción que estás sintiendo. Permítete sentir, que a veces necesitamos más sentir que entender. Y a veces entendemos solo después de que ha pasado tiempo.
Ponerle nombre: a eso que sientes, y decirnos: me siento orgullosa, me siento feliz, me siento enguayabada (con un duelo de amor de pareja), me siento asustada, angustiada, esperanzada, animosa, etc, etc, etc. Este reconocimiento, además de ser una práctica de auto conocimiento, es un alimento para el cuerpo emocional.
Expresar emociones a otros: ser capaz de compartir, de exponer lo que sentimos. Decir: Me alegra verte; siento lo que te pasó; me siento orgullosa de ti; te extraño; me siento avergonzada; me siento confiada. También vale escribirlo.
Identificar las emociones de otros nos conecta. Sin entrar a juzgar a los demás, puedes practicar esta identificación con personas de tu confianza preguntándoles: ¿te sientes cansada(o)?, ¿te sientes contento(a)?, ¿te sientes celosa(o)?, ¿te sientes …?
Escuchar música: La música es mágica para levantar el ánimo o para desplomarlo. Elige como te quieras sentir.
Tu esta te la sabes bien, porque pones música animada cuando vas a hacer tareas que no te gustan mucho, como limpiar la casa por ejemplo, pero hacerlo con música alegre, es más llevadero. Cuando quieres calmar a los niños o dormirlos, les pones música suavecita, lenta.
Recuerda practicarlo con tus hijos, dales un alimento emocional y que sean cada vez más conscientes de los que sienten. Estas prácticas jugando, aporta calidad a los momentos que compartes con ellos.
- A los niños les encanta rayar y dibujar, diles que dibujen algo (paisaje, carita, personaje, lo que ellos quieran) que se parezca a lo que están sintiendo.
- Otra, pregúntales a que color se les parece lo que sienten.
- Otra, pídeles que te digan o que escriban cómo imagina que se siente su amiguito de los comics cuando está enojado, o triste, o alegre, o asustado. ¿que siente en su pecho? ¿Qué siente en sus manos? ¿se oye su respiración veloz o es lenta?¿se queda calladito o habla sin parar?
Ánimo mamá, la vida es cada día
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Mamá feliz, hijos felices
Sobre la autora:
Emil Pacheco Sandrea, Coach Personal, te acompaña en el viaje a tu éxito, al viaje al centro de ti, donde está un baúl con tesoros esperando que les permitas salir.
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Emil Pacheco Sandrea
Coach Personal