El orden, la limpieza y la decoración nos animan… Una se está más a gustito en un sitio limpio y organizado que en uno sucio y desordenado.

En el primero, las ideas me fluyen con más facilidad, con menos atascos. He oído de maestros filósofos decir que como es arriba es abajo, refiriéndose al orden universal y al orden en nuestro planeta y hasta en nuestro cuerpo.

Peeeroooo hay una etapa en nuestras vidas, que siendo madres y gerentes de administración y logística de nuestro hogar, el orden no nos acompaña, vaya, que no es nuestro fuerte, entre mil actividades, niños con sus juguetes, útiles y tareas escolares, adolescentes con sus accesorios y audífonos y entre adultos con su ropa, llaves, teléfonos, etc.

Yo he constatado que el orden y la limpieza aporta eficiencia a la productividad de nuestros días, sea en labores domésticas o de cualquier tipo de trabajo. Por ello se que vale la pena volver a él cada vez que hacemos vida en casa y como es normal, se desordena.

Y también te he dicho alguna vez que la actitud con la que actúas, cambia el resultado de una misma actuación realizada con una actitud diferente… al menos, tu percepción de ese resultado, y ya eso es cambiarlo.

Pues mientras ponemos en práctica estrategias para mantener orden en nuestra casa, hay espacios de tiempo en que aún no lo logramos por completo, hay días más ocupados que otros, hay días en que los niños enferman o que hay algún imprevisto que nos deja más desorden.

En esos momentos, tendemos  a culparnos, y criticarnos mellando nuestra autoestima. Nos decimos que no somos capaces de conducir nuestro hogar, que somos malas madres, etc. Muchas tenemos madres y abuelas como referentes de excelencia al tener la casa como una casa de muñecas. Lo que pasa es que el sistema de vida ahora es distinto, la cantidad de cosas que podemos hacer ahora, es superior a lo que la tecnología y la cultura permitía hacer a nuestras abuelas. Por eso no podemos compararnos en esas labores. Ellas hicieron lo mejor que podían, y nosotras también lo hacemos en este siglo.

Para esos momentos en que podríamos sucumbir ante nuestro monstruo interno, necesitamos escudos mentales para mantener una actitud positiva, el ánimo y la motivación en vez de frustrarnos o deprimirnos en el agobio que podría producir el desorden y el tener muchas cosas por hacer y por organizar.

Te comparto mis escudos mentales:

1) Me digo: “TODO pasa, así que esta etapa, y este día de desorden, pasará. No es eterno”.

2) Pensar, creer, y por tanto decirme a mí misma que la cotidianidad no es un laboratorio con todas las variables controladas.

Ya no somos las mujeres con la vida organizada y adaptada a nuestras necesidades. Somos también madres, con las responsabilidades y fuerza que ello implica.

3) Destruir a mis monstruos mentales que me dicen que tardaré mucho en limpiar y organizar la habitación, cuando realmente me toma 10 minutos, pero mi agobio me hace pensar que me tomará toda la tarde.

Decirme, “son solo 10 o 15 minutos”. Me he cronometrado para saber cuánto me toma realmente organizar algo, o limpiar un sector de mi casa, sea, comedor, habitación o baño o lo que sea.

Esto me ayuda a agendarme, y también a delegar… ya hablaremos de eso.

4) Relativizar el desorden. Preguntarme y responderme a: ¿cuán importante y urgente es ordenar los platos de la cocina en comparación a esta actividad X, que es muy importante y urgente para mí? ¿Qué pasa si en vez de ahora mismo, lo hago a otra hora?

5) Decirme y creerme que soy la gerente de administración y logística de mi hogar, no solamente la operaria. Esto implica que hago equipo para cumplir con todas las actividades. Los hijos van creciendo y van aprendiendo a hacer las labores de la casa que habitan, aprendiendo a ser responsables con alguna tarea del hogar.

Y cuando por alguna razón, de edad, de tiempo, de condición física, todas las actividades no se cubren con todos los miembros de la familia, pues se contrata el servicio, ahh que no alcanza el presupuesto familiar, pues todos asumimos que esa actividad no se hace en casa, o la repartimos, una semana tú, otra yo, y así.

Los demás miembros de la familia no me ayudan a mantener la casa en orden, todos contribuimos a mantener en orden la casa donde vivimos, según las reglas de mamá y papá.

6) Estar convencida de que si yo como mamá, responsable de hogar, estoy física, emocional y mentalmente bien, mis hijos también lo estarán.

Siempre uso para explicar esto, el mensaje que da la aeromoza cuando va a despegar el avión. Si en caso de emergencia, estás a lado de un menor o alguien con movilidad reducida, debes ponerte tu primero, la máscara de oxígeno y luego ayudar al otro.

Queda claro que si no te atiendes tú, no habrá quien atienda a tu hijo…que al final si lo habrá, pero tú quieres ser tu ¿verdad?

7) Un poco de anti parabolismo y humor también me ayuda. Sin duda que el humor nos salva de darle a algunas situaciones más importancia que a las relaciones personales.

 

Espero que mis escudos protectores puedan serte útiles, me gustaría también saber los tuyos, así vamos aportándonos a nuestro crecimiento personal

Sigue diciéndote:  TODO EMPIEZA POR MI

Mamá feliz, hijos felices

 

Recuerda que puedes contactarme para acompañarte personalmente en tus objetivos y superación de obstáculos en este enlace http://autoestimaparamamas.com/coaching/

Sobre la autora:

Emil Pacheco Sandrea, Coach Personal, te acompaña en el viaje a tu éxito, al viaje al centro de ti, donde está un baúl con tesoros esperando que les permitas salir.

Si quieres seguir recibiendo herramientas de crecimiento personal, tips que te apoyan en tu cotidianidad, en cómo manejarte en tu familia. Inscríbete en el boletín gratuito, llenando datos muy sencillos, sin riesgo de spam y con privacidad en www.emilpacheco.com

 

Emil Pacheco Sandrea

Coach Personal

autoestimaparamamas.com