Una de las responsabilidades que tenemos como madres, junto a los padres es poner las reglas del hogar, que se hace y que no. Es muy común que veamos a las reglas con resistencia, un fastidio que hay que cumplir. Te invito a revisar si esto te pasa, porque si así fuera, eso es lo que inconscientemente transmites a tus hijos.

En ocasiones las reglas son odiosas, sin embargo si son diseñadas para el bien individual y de la familia, al final tienen recompensa. Vamos, que las reglas son acuerdos para que convivamos y crezcamos armónicamente, no por caprichos de mamá.

Además de Coach Personal, soy Ingeniero Industrial y una de las cosas que aprendí en el trabajo fué, “no lo diga, escríbalo”, “Haga que los papeles hablen”, “Toda labor debe estar descrita, escrita y publicada”.

Me gusta adaptar y aplicar conceptos gerenciales en casa, así que también llevé estos aprendizajes a casa.

Además, no debe ser casualidad, que psicopedagogos y psicólogos recomienden tener reglas claras, que los niños puedan entender y explicarles las consecuencias de sus actos.

Revísate antes de poner una regla. Establecer las reglas, te da la oportunidad de vivir tu presente y mirar dentro de ti y preguntarte si las estás poniendo por caprichos, por miedos que no has resuelto, por desconocimiento de otras opciones, por auténtico amor, etc. Si estás convencida del bien que está trae, no flaquearás al momento de que te hagan una pataleta o te pongan ojitos tristes y te rueguen que suspendas la regla.

Haz Junta de Gobierno. En caso de que tengas pareja, conversa con él (estén casados, o divorciados) y llega a acuerdos en privado, no delante de tus hijos, cualquiera sea la edad que tus hijos tengan. Si tus hijos captan fisuras o ambigüedades entre las reglas de papá y de mamá, las aprovecharán para evadirlas a su antojo.

Busca el valor detrás de la regla. Revisa cuales son los valores humanos importantes en tu HOGAR. Por ejemplo si es el Respeto, pregúntate ¿Qué acciones o que conductas expresan o manifiestan respeto? Podría ser: Tratarse de Usted, o pedir permiso al dueño (mi hermano, mi mamá, mi papá, mi amigo) antes de tomar algo, hablar en tono adecuado a la distancia, llamarnos por nuestros nombres (no usar apodos), cumplir lo que se promete.

A cada regla su porque y para qué. Explicándoles por qué han puesto la regla les va dando capacidad de análisis de las situaciones, en algunos casos entienden que son temporales y debidas a su edad o tamaño de su cuerpo. Y el para qué les da sentido a esa conducta. Además los prepara y da marco de referencia para saber cuando una conducta es conveniente o no.

A cada regla una sanción en caso de que no la cumpla.

Puede que no entiendan algunas reglas, del todo. Insiste en explicárselas, gráficamente, con ejemplos, cada vez que sea necesario, recuerda que así como necesitan con frecuencia, cambiar la talla de ropa, también van necesitando actualizaciones de criterios de pensamiento. A medida que crecen, tendrán diferentes opiniones acerca de cada regla. Por supuesto, las reglas y sanciones adecuadas a la edad.

Algunas sanciones podrían ser:

  • Menos tiempo o frecuencia de hacer algo que les gusta.
  • Servicio comunitario, como arreglar el cuarto de mami y no solo el de ellos, o lavar el baño que le tocaba a mami. Dependiendo de la edad les quedará más o menos limpio, eso no es lo importante, lo importante es que tenga la experiencia de tener que hacerlo como consecuencia de haber violentado una regla.
  • Suspender privilegios, como teléfonos, tiempo en internet, funciona en los adolescentes.
  • Para los peques menores de 7 años usar el tiempo fuera. Que es aislarlo, donde lo puedas supervisar, quitándole el contacto con los demás y haciendo silencio. Un minuto por año de vida.

A cada regla un premio a tasa variable. Esto es que a veces los das a veces no, y también variar la intensidad. En una ocasión le das un hora más en internet y otras le das media hora o dos. Que sea sorpresa para que practiquen la persistencia. Así como los jugadores de ludo, parchis o la oca, se mantienen lanzando dados sin saber cuánto van a avanzar en el próximo turno, pero siguen intentando porque saben que en algún momento su esfuerzo les dará un gran premio.

Que te oigan y perciban segura y decidida. Las reglas se les dice con serenidad, naturalidad, firmeza y convicción, sin titubeos ni gritos. Los niños tienen gran percepción emocional, huelen tu miedo o tu duda. Pero si tú estás clarísima, ellos se encontrarán una pared muy alta que sobrepasar y elegirán la opción de cumplir la regla.

La exigencia de su cumplimiento no depende de tu humor. Tus hijos, por búsqueda de adaptación, por inteligencia, por conveniencia, prueban constantemente la posibilidad de saltarse la regla. Y si en alguna ocasión, te agarran mal colocada, o de muy buen humor, o muy cansada y les permites hacer caso omiso a una regla. Lo aprovecharán para evadirla cada vez que se repita la situación e incluso probaran con más frecuencia las técnicas de evasión.

Nada de cuando venga tu papá verás. Tú tienes la suficiente autoridad, seguridad y capacidad para hacer cumplir las reglas. No es que anules a su papá. Maravilloso si él también participa activamente. Me refiero a que tus hijos se merecen una madre segura y amorosa, que ejerza su rol de guía y supervisión en todo momento, y no que lo delegue solo en papá.

Esto puede llevar a tu hijo a conclusiones, como que mamá no tiene capacidad de controlarme y esto puede ser contraproducente en su vida adolescente y adulta.

Aplica esto con paciencia y constancia.

¡Adelante. Ánimo!

         Y sigamos diciendo “Todo empieza por mí”

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Emil Pacheco Sandrea

Coach Personal

autoestimaparamamas.com

 

Sobre la autora:

Emil Pacheco Sandrea, Coach Personal, te acompaña en el viaje a tu éxito, al logro de tus metas personales, al viaje al centro de ti, donde está un baúl con tesoros esperando que les permitas salir.

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