Cuando damos a luz a un bebé, nos dedicamos enteramente a él y en ocasiones nacen con necesidades que exigen más atención aún y en otras nacen varios bebes al mismo tiempo.

Sea uno o varios, cuidar de un bebe recién nacido es una tarea demandante, el ritmo de vida de ellos no es el ritmo que acostumbrabas tener.

Comen cada tres horas, luego los gases, a veces la medicina, la música instrumental o infantil, los colores y dibujitos, es todo un ambiente enternecedor que te lleva a que te sientas calmada, pero internamente te estresas con tantas cosas por hacer.

Tener la ropa y sabanas limpias, toda la casa libre de polvos y alérgenos, preparar el baño del bebé, observar todo tipo de síntomas, reflujo, temperatura, frecuencia de evacuación, erupciones de piel, gases, llanto, ufffs…. Preparar comida para ti y tu familia, ropa al dia, si tienes otros hijos, ellos también necesitan tu atención, tu pareja te dice que ya no lo atiendes como antes… y pare de contar.

Adicional a esto, tú necesitas estar calmada, estás teniendo cambios hormonales que te pueden hacer sentir más sensible, podrías estar amamantando y en cualquier caso, el bebé aún está emocionalmente unido a ti, no se ha enterado que el cordón umbilical ya no los une.

Todo lo que sientas, el bebé lo percibe sin ningún filtro. Si te sientes estresada, rebasada por la situación, el bebé lo captará y llorará o mostrará su estrés con algún síntoma.

Es por eso que es importante pedir ayuda, que no te sobrepases con tu actitud de mamá gallina, super protectora, la que todo lo puede, la que honra a su abuela que tuvo 15 hijos y los atendió a todos. El ritmo y forma de vida de la época de tu abuela eran totalmente distintas a las de ahora.

     Tener ayuda no te desautoriza a la hora de poner reglas y límites en el cuidado de tu hijo. Podrías delegar las actividades de la casa y que tú y tu pareja se ocupen del bebé. Cada familia tiene su propio estilo y necesidades, es importante que tú y tu pareja (si la tienes) sean los que lideran la situación. Los demás son amorosos ayudantes.

Tu hijo necesita de tu control emocional, no de discusiones entre familiares quejándose de lo que hacen o no hacen para mantener el hogar activo.

     Conversa antes del nacimiento, con la persona que te asistirá, delegándole las tareas de la casa y entrenándola para que sepa la ubicación de todo y que ayuda esperas de ella. También conversa con tu pareja para que se distribuyan también las tareas de mutuo acuerdo. Considera si él sale a trabajar temprano y considera que tú necesitas dormir durante el día para poder levantarte en la noche a amamantar.

     Acepta tus limitaciones, no pretendas controlar todo al detalle, pues tu situación es distinta a cuando no eras madre, tus necesidades y prioridades cambiaron. No te frustres porque tu hogar no lleva el mismo ritmo y orden que antes. Replantea tus metas, adecúate a tu nueva situación la cual ira cambiando a medida que tu bebé crece.

     Dite frases alentadoras que te animen y protejan tu autoestima, como: lo estoy haciendo bien, soy una buena madre, puedo reorganizar el tiempo cada vez que lo necesite, todo va a estar bien, soy flexible, soy amorosa, soy sana, disfruto ser mamá.

     Agradece la oportunidad de ser madre, la actitud de gratitud te aporta positivismo, verás las situaciones con más soluciones que quejas. Esto aliviana el estrés y da seguridad a tu bebé.

     Tener una compañía adulta durante el día te ayuda a exteriorizar tus pensamientos, la verbalización facilita la organización de los mismos y evita que te quedes dando vueltas en ellos sin resolver nada (rumiar pensamientos). Procura estar con alguien de confianza a diario durante el dia. Los hombres suelen encerrarse en situaciones de estrés, y tú necesitas hablar más. Pues busca una amiga que te visite un rato a diario. Si no la tienes, habla sola, eso no significa que estés loca.

       La nueva maternidad es una maravillosa y amorosa época que ni tú ni tu bebé repetirán, disfrútala.

 

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Sobre la autora:

Emil Pacheco Sandrea, Coach Personal, te acompaña en el viaje a tu éxito, al viaje al centro de ti, donde está un baúl con tesoros esperando que les permitas salir.

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Emil Pacheco Sandrea

Coach Personal

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