Hablando de rosas y madres…En el mes de las Madres les escribo sobre ser Madre.

La Madre Teresa de Calcuta, dijo: “Amar es una decisión”. Es comprensible, que esa frase venga de una mujer que amó tanto, sin haber sido madre. Ella decidió amar a todos los que la rodeaban, tanto que todos la consideraban una madre.

Creo que no sea casual que la palabra AMAR se parezca a MAMÁ

Ser madre, representa:

Comprobar que el AMOR puede organizar a la naturaleza y desde el embarazo, hacer grandes cambios en todo tu organismo, acoplando la información de 3 ser humanos o más, papá, mamá e hijo(s), puede cambiar tu actitud y comportamiento ante la vida.

La oportunidad de AMAR a una persona y ser capaz sin dudar, de dar la vida por ella, solo por existir. De que sientas que se te funde el alma en la de tu hijo mientras lo miras a los ojos.

Una experiencia sublime de trascendencia, donde un ser humano igual que tú, pero en una condición biológica más indefensa temporalmente, depende de ti. Y es mucho más…

 

Dicen que los hermanos se debaten el amor de mamá. Mi mamá me decía que nos quería a todos por igual, yo lo ponía en duda, hasta que fui madre varias veces. Y más que entendí, vivo lo que es amar tanto a dos personas por igual.

Tratamos distinto a cada hijo en función a las debilidades y fortalezas que vemos en ellos; a lo que percibimos que necesitan, desde nuestro punto de vista. Sin embargo los amamos a todos por igual.

La maternidad también conlleva aprendizaje, uno de ellos es poder soltar algo que has amado tanto. Aprender a amar tanto a tus hijos, que deseas su libertad. Y desde tu amor los educas y preparas para que físicamente se alejen de ti y construyan su propia vida. Sin expectativas controladoras.

Los hijos son maestros circunstanciales, porque sin ser unos profetas religiosos, son un espejo particular que nos muestra las tareas que tenemos pendientes dentro de nuestro ser. Unos hijos nos enseñan unas cosas y otros hijos otras.

Inconscientemente, unos hijos nos confrontan con nuestras creencias religiosas, otros con nuestros principios morales, otros nos activan la energía pues nos piden ser más activos, otros hacen que tengamos la necesidad de resolver conflictos emocionales para no proyectarnos en ellos.

Hay los que te demuestran, que es posible amar a una persona que tiene los mismos defectos por los que te divorciaste de su padre, y hasta pensar que aun así, es excelente persona.

La incongruencia que tengamos entre lo que pensamos, sentimos, hacemos, y decimos, la perciben nuestros hijos y nos la ponen de manifiesto en sus ideas, opiniones y comportamientos. Así que un hijo representa una prueba a nuestra congruencia.

El crecimiento personal que logras, motivada por tus hijos, es un aprendizaje que se graba en tus células, porque un ingrediente fundamental para aprender es la emoción, y vaya que nos emocionamos y motivamos por nuestros hijos.

Ser madre por decisión y hasta por accidente, es una hermosa oportunidad de crecimiento humano, donde te quedas con el aprendizaje una vez que los hijos se van de casa.

Ser congruentes atrae felicidad, la cual transmitimos a nuestros hijos, pero para serlo necesitamos conocernos, aceptarnos, perdonarnos, valorarnos. Por ello insisto en que dediquemos tiempo a ese ser humano que es MAMÁ.

Hoy felicito a todas las MADRES que se han atrevido y han decidido AMAR como una MADRE lo hace, con pasión, con alegría, con humildad, con obras, con cuidados, con entrega, con consciencia y amor por sí mismas.

Me encantaría que ustedes mis seguidoras me comenten ¿qué es ser mamá para ustedes?

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Sobre la autora:

Emil Pacheco Sandrea, Coach Personal, te acompaña en el viaje a tu éxito, al viaje al centro de ti, donde está un baúl con tesoros esperando que les permitas salir.

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Emil Pacheco Sandrea

Coach Personal

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